San Siricio, papa

Llega a ser Papa en el 384 e inmediatamente establece una relación de confianza y colaboración con San Ambrosio de Milán. Siricio es un Pontífice moderado y equilibrado, además del primero, según los historiadores, en afirmar la primacía del “mayor Pedro” y hacerse llamar “Papa”.

San Leonardo de Puerto Mauricio, sacerdote franciscano

Aunque su deseo juvenil era partir como misionero a China, el cardenal Colloredo profetizó al joven franciscano Leonardo que Italia sería su verdadera tierra de misión. A finales del siglo XVII, la península no solo padecía pobreza y analfabetismo, sino también la influencia del jansenismo, una herejía que presentaba a Dios como un juez severo y restringía la salvación a unos pocos. Leonardo, nacido en 1676 en Puerto Mauricio con el nombre de Pablo Jerónimo Casanova, combatió esta frialdad espiritual desde el convento de San Buenaventura en el Palatino, oponiendo al rigorismo una predicación basada en la íntima y afectuosa unión con Dios y en la contemplación del amor de Cristo.

Siguiendo el ejemplo de san Francisco, centró su método evangelizador en la devoción a la Pasión, convirtiéndose en el gran propagador del Vía Crucis. Su verbo ardiente atraía a multitudes y lograba conversiones masivas, hasta el punto de que san Alfonso María de Ligorio lo calificó como el mayor misionero del siglo. Recorrió incansablemente Italia, destacando su capacidad para restablecer la concordia en lugares divididos como Córcega, donde logró un inesperado abrazo de paz entre sus habitantes.

El momento culminante de su apostolado ocurrió durante el Año Santo de 1750, cuando tuvo la iniciativa de erigir las catorce estaciones del Vía Crucis en el Coliseo romano, transformando el antiguo anfiteatro en un lugar de oración sagrada. Agotado por sus continuas fatigas misioneras, falleció el 26 de noviembre de 1751 en su convento romano. Su santidad fue reconocida prontamente por el pueblo y la Iglesia, siendo canonizado en 1867 por Pío IX y declarado posteriormente por Pío XI como Patrono de los misioneros en los países católicos.

San Silvestre, abad, fundador de los Silvestrinos

Silvestre Guzzolini nació en Osimo en 1177 en el seno de una familia acomodada que soñaba con verlo convertido en un prestigioso abogado, pero su vocación lo llevó a estudiar teología en Padua contra la voluntad paterna. Esta decisión provocó la ira de su padre, quien lo encerró en casa durante diez años y lo desheredó. Pese a la oposición familiar, logró entrar en la comunidad de Canónigos de Osimo gracias al apoyo del obispo local, destacando pronto por su vida de oración y austeridad. Sin embargo, su rectitud moral lo llevó a reprender el estilo de vida poco ejemplar del propio obispo, lo que le costó un nuevo periodo de aislamiento y soledad, esta vez dentro de la estructura eclesial.

La llamada definitiva a un cambio radical surgió tras asistir al funeral de un pariente; al contemplar la fosa común, comprendió la vanidad de lo pasajero y la urgencia del llamado de Cristo a negarse a sí mismo y tomar la cruz. Decidió entonces retirarse como ermitaño a las montañas de las Marcas, estableciéndose en la gruta de Grottafucile, donde vivió tres años en total aislamiento, ayuno y penitencia. Con el tiempo, su presencia fue descubierta y muchos acudieron a él en busca de consejo espiritual, señal de que Dios lo llamaba a transitar de la soledad a la vida comunitaria. La intervención de la providencia llegó en 1228, cuando delegados de Gregorio IX lo invitaron a adoptar una regla canónica, convirtiéndose esos mismos enviados en sus primeros hermanos de la nueva Orden de San Benito de Monte Fano.

Para estructurar su comunidad, Silvestre buscó intensamente la guía divina a través de la oración a la Virgen, de quien se cuenta recibió místicamente la Eucaristía, y a los santos. Finalmente, tras una visión de san Benito, comprendió que debía adoptar su Regla, convirtiéndose en el primero en vestir dicho hábito bajo este nuevo carisma. La orden recibió la aprobación del Papa Inocencio IV en 1248 y creció rápidamente dando frutos de santidad. Silvestre, tras una larga vida dedicada al estudio de la Palabra, la penitencia y la caridad, falleció el 26 de noviembre de 1267, rozando los noventa años de edad, dejando tras de sí un legado de fidelidad y renovación espiritual.

Beato Santiago Alberione

Fue el primer miembro de la Pía Sociedad de San Pablo en ser beatificado por Juan Pablo II en 1989. Originario de Alba, Piamonte, fue el director y fundador de la nueva casa paulina en Roma donde fue formador y evangelizador a través de un sabio uso de los medios de comunicación.