San Virgilio, obispo de Salisburgo

Virgilio, nacido en Irlanda alrededor del año 700, donde llegó a ser abad, fue nombrado obispo por influencia del rey franco Pipino el Breve con el doble propósito de evangelizar y pacificar el recién conquistado Ducado de Baviera. Esta designación política provocó el rechazo de san Bonifacio, legado papal en Alemania, con quien también mantuvo fuertes disputas intelectuales debido a sus avanzadas teorías científicas. Virgilio sostenía la existencia de tierras habitadas en el hemisferio sur, una hipótesis cosmológica que el Papa Zacarías le ordenó abandonar severamente, pues en aquella época se consideraba que ponía en crisis la interpretación bíblica sobre el origen y la unidad del género humano descendiente de Adán.
Lejos de rebelarse, Virgilio acató la orden con sumisión y canalizó toda su energía y cultura en la labor pastoral, destacando por su incansable asistencia a los pobres y la educación religiosa del pueblo en la región de Carincia. Su legado constructivo incluye la inauguración en 774 de la primera catedral de Salzburgo, dedicada a san Ruperto, y la supervisión de la fundación de numerosas abadías como la de San Cándido, extendiendo la actividad misionera hacia Estiria y Panonia. Falleció en su sede episcopal el 27 de noviembre de 784, aunque su santidad no fue reconocida oficialmente hasta el año 1233.
