¿Cuál es el sentido del ayuno y la abstinencia en la cuaresma?

El origen del ayuno y la abstinencia en la época de cuaresma y Semana Santa tiene su origen en los cuarenta días que Jesucristo ayunó en el desierto y venció a las tentaciones.
El ayuno, que la Iglesia Católica entiende como prescindir de una de las comidas que se hacen a lo largo del día, solo hay que llevarlo a cabo en dos jornadas: el Miércoles de Ceniza, cuando arranca la cuaresma, y el Viernes Santo. Y la abstinencia, que suele consistir en privarse de comer carne, debería aplicarse todos los viernes de la cuaresma. Esta práctica ha derivado en el consumo de platos propios de esta época del año, desprovistos de carne, como el llamado ‘potaje de vigilia’.

¿Para qué sirve el ayuno? «No puede entenderse como una autoflagelación. El ayuno y la abstinencia es dejar de hacer algo bueno para mentalizarse y estar preparado para algo. Se trata de una práctica común a muchas religiones».
Recordando que los tres pilares de la cuaresma son ayuno, limosna y oración. «Es hacernos ver a nosotros mismos que lo fundamental del hombre no es solo el pan y, a partir de ahí, ver cómo puedo ayudar a los demás».
«El ayuno por sí solo no tiene sentido si no va acompañado de una reflexión, de una meditación y de un gesto para ayudar a aquellos que lo están pasando mal».

El hecho de no comer carne los viernes es también un signo de respeto a la figura de Jesucristo, que murió en la cruz un viernes. «Estas normas forman parte de la Iglesia desde tiempo inmemorial, y hay personas que incluso hacen el ayuno o la abstinencia todos los viernes del año, pero la obligación es solo para el Miércoles de Ceniza, los viernes de cuaresma y el Viernes Santo».


Emilio López Navas, Presbítero.

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